Este no será un invierno como los que hemos vivido en los últimos años, en donde las lluvias han estado ausentes y la escasez de agua ha golpeado a gran parte del país. Todo porque La Niña dejó finalmente paso al El Niño. La buena noticia es que este Niño traerá lluvias como las que hace rato no se veían. La mala, es que, de cumplirse los pronósticos, serán tan intensas que podrán provocar inundaciones, cortes y otros tipos de problemas, como los que ya se vivieron hace un par de semanas y que terminaron con la vida de varias personas y arrasaron con casas, caminos, plantaciones y sistemas completos de riego.
Los pronósticos hablan de que este invierno viene con lluvias, pero también de que el verano tendrá máximas extremas, con los riesgos de incendios que eso implica. Por ello, es el momento de evaluar qué se puede hacer para que las aguas puedan ser aprovechadas de manera sustentable y eficiente y llegar mejor preparados para el verano.
No hay que olvidar que las aguas caídas recientemente no han puesto fin a una sequía que golpea por más de 10 años a distintas zonas del país, donde los más afectados han sido los habitantes rurales. Desgraciadamente lo que ha venido cayendo este año no ha podido acumularse para ser utilizado cuando se necesita. Y si bien su recorrido hacia el mar genera una serie de beneficios, incluidos los de las zonas marítimas, no hay que olvidar que la producción de alimentos también requiere de agua. Además, por la gran pendiente que tiene Chile entre la cordillera de Los Andes y el mar, las aguas corren tan rápido que no alcanzan a infiltrar y recuperar las napas subterráneas.
Escierto que construir grandes obras de acumulación es tarea del Estado, pero, los productores, independiente de sus tamaños, pueden ya tomar algunas medidas y quizá considerar inversiones y obras que permitan tener una cierta seguridad hídrica. Y, como ya lo hemos dicho en alguna oportunidad, hay opciones de recursos públicos que podrían ayudar. (se puede revisar elartículo de El Mercurio Campo: https://www.elmercurio.com/Campo/Noticias/Noticias/2023/06/05/fondos-tecnificar-riego-suelos-capacitaciones.aspx)
La idea es planificar cómo, dentro de lo posible, permitir que el agua no corra tan rápido -para que infiltre a la napa- y ojalá contar con ella para cuando haya que regar, y buscar fórmulas que permitan hacer un uso más eficiente. Se trata por ejemplo, de construir obras de acumulación, tranques o mini embalses intraprediales que no tienen que ser grandes, pero que permiten contar con algún nivel de seguridad hídrica. También mejorar o instalar sistemas de distribución, para así poder hacer un mejor uso de las aguas hasta los cultivos. No hay que olvidar que las obras de acumulación también ayudan a evitar las grandes escorrentías que arrasan con todo.
Tal como señaló el director ejecutivo de la Comisión Nacional de Riego (CNR) en Revista del Campo de El Mercurio, la nueva Ley de Riego permite que productores medianos y pequeños accedan a recursos específicos para solucionar problemas estructurales que permitan enfrentar los desafíos que trae el cambio climático. Para este año, los recursos alcanzan a casi $160 mil millones de pesos, a través de programas de la CNR y de Indap. Y solo para concursos de la Ley de Riego hay $116 mil millones.
Pero, además, existen oportunidades específicas para mujeres,cooperativas -y sus integrantes- y organizaciones de usuarios de agua. También hay una mayor focalización en zonas que hasta ahora no podían participar en los concursos.
Construir un pozo, instalar bombas que permitan hacer una mejor distribución o que permitan sacar un exceso de agua y llevarlo hasta un centro acumulador, cambiar la bomba actual, son algunas de las opciones a las que se puede optar. Lo importante es no quedarse esperando a que lleguen las aguas y solo corran por los campos, sino tomar ahora las medidas. Es decir, hay que aprovechar que hay algo más de agua para invertir para los momentos de escasez.